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LAS BARRERAS AL ESTUDIO

La Tercera Barrera (y la Más Importante): La Palabra Malentendida

La tercera y más importante barrera al estudio es la palabra malentendida. Una palabra malentendida es una palabra que no se entiende o que se entiende mal.

Pueden ocurrir un conjunto de reacciones físicas completamente distintas cuando una persona sigue leyendo después de palabras que no entiende. Seguir leyendo después de una palabra que no se ha entendido le da a uno una sensación precisa de estar en blanco o una sensación de agotamiento.  A esto le puede seguir una sensación de “no estar ahí” y una especie de histeria nerviosa (una ansiedad excesiva).

La confusión o la incapacidad para captar o aprender vienen después de una palabra que la persona no definió ni comprendió.

La palabra mal entendida es mucho más importante que las otras dos barreras. La palabra mal entendida determina la aptitud y la falta de aptitud. Esto es lo que los psicólogos han estado tratando de analizar durante años sin reconocer lo que era.

A esto es a lo que se reducen muchas de las dificultades en el estudio. Pasar por alto palabras mal entendidas mientras uno estudia produce una variedad tan amplia de efectos mentales que es en sí el factor primordial relacionado con la estupidez y con muchas otras condiciones desagradables.

Si una persona no tuviera palabras malentendidas, su talento podría o no manifestarse, pero su capacidad de acción en ese tema estaría presente.

Hay dos fenómenos específicos que brotan de las palabras mal entendidas.

Primer Fenómeno

Cuando un estudiante no comprende una palabra, la sección que sigue inmediatamente a esa palabra, es una laguna en su memoria.

Siempre puedes remontarte hasta encontrar la palabra justo antes de la laguna, llegar a comprenderla, y encontrarás de manera milagrosa que esa área del material donde antes había una laguna, ya no la contiene. Es magia pura.

¿Alguna vez has tenido la experiencia de llegar al final de una página y darte cuenta de que no sabías qué fue lo que acababas de leer? En algún lugar anterior en esa página pasaste una palabra para la cual no tenías definición o para la que tenías una definición incorrecta.

Aquí tienes un ejemplo: “Se encontró que cuando llegaba el entrelubricán, los niños estaban más tranquilos, y que cuando este no estaba presente, estaban mucho más animados”. Lo que sucede es que tú piensas que no has comprendido la idea entera, pero tu incapacidad para comprender proviene enteramente de la única palabra cuya definición no conoces, entrelubricán, que significa crepúsculo o anochecer.

Segundo Fenómeno

Una definición malentendida o una definición no comprendida o una palabra no definida pueden causar incluso que una persona abandone el estudio de un tema y que deje un curso o una clase. Abandonar de esta manera se llama un vuelo.

Todos hemos conocido gente que empezó con entusiasmo un curso de estudio, sólo para darnos cuenta algún tiempo después que abandonaron el estudio porque era “aburrido” o porque “no era lo que ellos pensaban que sería”. Ellos iban a aprender alguna habilidad o a ir a la escuela nocturna para obtener su título, pero nunca avanzaron. Sin importar lo razonables que sean sus excusas, el hecho es que abandonaron el tema o dejaron el curso. Esto es un vuelo. Una persona se vuela por una sola razón principal: la palabra mal entendida.

La persona no necesariamente vuela a causa de las otras barreras al estudio, (falta de masa o gradiente excesivo). Estas sólo producen fenómenos físicos, pero la palabra malentendida puede hacer que un estudiante vuele.

Hay una secuencia definida de acciones que siguen a una palabra malentendida:

Cuando no se comprende una palabra, el estudiante entra entonces en una incomprensión (vacío) de las cosas que están inmediatamente después. A esto le sigue la solución que el estudiante da a la condición de quedarse en blanco, que es el individualizarse de ello, lo que quiere decir, separarse de ello y retirar todo compromiso con ello.

Una vez que el estudiante está separado del área que estaba estudiando, no se preocupa realmente de lo que haga con el tema o con cosas o actividades que tengan que ver con él. Esta es la actitud, la de estar separado o diferenciado, que antecede al hacer algo dañino a algo o a alguien.

Por ejemplo, a un estudiante en la escuela que haya pasado palabras malentendidas en un curso no le importará lo que ocurra en la clase; es probable que hable mal del tema a sus amigos y puede incluso dañar el material de la clase o perder su libro de texto.

Sin embargo, la gente es básicamente buena. Cuando un individuo comete un acto dañino, hace un esfuerzo entonces para refrenarse de cometer más actos dañinos. A esto le sigue el encontrar formas en que los demás le han “ofendido”, para justificar sus acciones, así como protestas, crítica y una actitud de “mira lo que me has hecho”. Estos factores justifican, en la mente del estudiante, la partida o vuelo.

Pero la mayor parte de los sistemas educativos, al desaprobar los vuelos en la forma en que lo hacen, hacen que el estudiante se aleje realmente del tema de estudio (sin importar lo que sea que estaba estudiando) y monte en su lugar una maquinaria mental que pueda recibir y devolver frases y oraciones. Una persona puede montar una maquinaria mental cuando se desinteresa de lo que está haciendo pero siente que tiene que seguir haciéndolo.

Ahora tenemos “al estudiante rápido que de alguna manera nunca aplica lo que aprende”, también se le llama estudiante superficial.

El fenómeno específico es que un estudiante puede estudiar algunas palabras y repetirlas, y a pesar de ello no tomar parte en la acción. El estudiante obtiene la máxima calificación en los exámenes, pero no puede aplicar los datos.

El estudiante muy torpe (estúpido) sólo está atorado en el vacío de falta de comprensión que sigue a la palabra malentendida. No será capaz de demostrar sus materiales con un equipo de demostración o en plastilina, y ese tipo de dificultades son un síntoma cierto de que existe una palabra malentendida.

El estudiante “muy brillante” que sin embargo no puede usar los datos, no está ahí en absoluto. Hace tiempo que ha dejado de confrontar (encarar sin arredrarse, asustarse, intimidarse, ni evitar) el asunto en cuestión o el tema.

El remedio para cualquiera de estas condiciones de “brillantez sin comprensión” o “torpeza”, es encontrar la palabra que se ha pasado por alto.

El descubrimiento de la importancia de la palabra mal entendida, de hecho hace que sea posible la educación. Y aunque esta barrera para el estudio se ha mencionado al final, es la más importante.

cosas que parecen, se perciben o se observan; hechos individuales, sucesos o cambios como los perciben los sentidos o la mente: se aplica principalmente a un hecho o suceso, cuya causa o explicación está bajo observación o se está describiendo en forma científica.

separarse de alguien, de un grupo, etc., y evitar participar con ellos.

enfrentar sin acobardarse o evitar. La habilidad para confrontar es en realidad la habilidad de estar ahí cómodamente y percibir.